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miércoles, 3 de septiembre de 2014

Un bonsái de 2.000 años en Jandía

Fuerteventura no siempre ha sido tan árida. Antiguamente hubo bosques y aún quedan algunos vestigios. Un olivo silvestre canario de Jandía quizás sea el caso más curioso. «Es un acebuche al que las cabras no dejan crecer. Es un árbol bonsái y las cabras son sus jardineras. Tiene como mínimo 2.000 años y sigue vivo», dijo César-Javier Palacios, director del proyecto Bigtrees4life. Pero no es el ganado del mancomún el mayor enemigo del acebuche; de hecho, ha sobrevivido a la voracidad caprina dos milenios. «El mayor problema de ese árbol quizás sea el cambio climático», aclaró Palacios.

Bigtrees4life, un proyecto Life+ de la Fundación Félix Rodríguez de la Fuente cofinanciado por la Unión Europea y el Departamento de Arbolado Monumental de la Diputación de Valencia, apuesta por «proteger a los miles de árboles singulares y bosques maduros de España». En el marco del proyecto, que defiende la importancia de estos árboles como reductos de biodiversidad y sus valores turístico, cultural y pedagógico, se hacen congresos, seminarios, una exposición itinerante por el país y una serie documental para TVE.

Aunque en la Maxorata hay muy pocos árboles, «los que quedan son interesantísimos, supervivientes de los bosques de hace más de 2.000 años y, por tanto, fósiles vivientes». Algunos de los más emblemáticos han muerto: el pino gordo y el drago de Tetir, o la araucaria del Centro Ocupacional de Puerto del Rosario. 

Entre los vivos, destacan las palmeras de la rosa de los Negrines y las de la montaña de la Arena, en La Oliva; el palmeral de la Madre del Agua, en Betancuria, donde los conquistadores instalaron su campamento; los olivos más antiguos de la isla en la rosa de Catalina García; y un drago de 120 años en Antigua. Entre los arbustos, destaca «la tabaiba dulce más grande del mundo», en Toto.

Según César-Javier Palacios, estos árboles singulares representan «un patrimonio tan importante como el histórico-artístico, son tan antiguos como muchos monumentos, pero además están vivos».

Bigtrees4life insta a los ayuntamientos de España a aprobar ordenanzas de protección de sus árboles singulares. En la Maxorata, solo Pájara la ha aprobado.

Fuente: Canarias7

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