La Inteligencia artificial (IA o AI, por sus siglas en inglés, Artificial Intelligence) es una rama de las ciencias de la computación que va a marcar el futuro de la humanidad en las próximas décadas. Sus aplicaciones son incontables, desde la biomedicina hasta las finanzas, pasando por la industria, los transportes o los servicios de atención al cliente. La investigación científica es otro de los campos a los que la IA puede aplicarse.
El Pentágono, a través de su agencia DARPA —la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada de Defensa que creó a finales de la década de 1960 ARPANET, la red de comunicaciones que estuvo en el origen de desarrollo de Internet—, ha elaborado el proyecto Automating Scientific Knowledge Extraction, o ASKE, con el objetivo de desarrollar aplicaciones de inteligencia artificial capaces de generar y probar de forma automática sus propias hipótesis científicas. Enmarcado en el nuevo programa de exploración de Inteligencia Artificial, cuya finalidad es desarrollar aplicaciones de inteligencia artificial de tercera generación, el proyecto ASKE pretende automatizar los pasos esenciales del proceso científico.
Cómo funciona
Una vez desarrollada la herramienta de IA, esta se encargaría de localizar de forma automática nuevos datos y recursos científicos, procesarlos, obtener información útil, comparar luego esos hallazgos con la investigación existente, y, finalmente, generar nuevos modelos. El sistema crearía y probaría sus propias hipótesis para refinar aún más sus predicciones.
Lo que busca el proyecto es construir una herramienta de Inteligencia Artificial que permita a quienes toman las decisiones aplicar de forma rápida los descubrimientos del laboratorio al mundo real. Estas aplicaciones serían capaces de actualizar de forma frecuente consultas específicas del usuario a medida que estén disponibles nuevos datos, de modo que ofrezcan una respuesta rápida a desastres naturales emergentes u otras amenazas en tiempo real.
Aplicaciones
Los modelos científicos ayudan a clarificar sistemas complejos y a predecir cómo podrían responder a cambios específicos. El sistema ASKE contribuiría a la actualización de esos modelos procesando nuevos datos e información de forma rápida y frecuente, actuando del mismo modo que un científico.
Según declara la Agencia DARPA en su web, «la automatización de los procedimientos de inferencia basados en modelos podría aumentar la velocidad y la precisión con que estos modelos se pueden usar para abordar cuestiones clave de seguridad nacional». El sistema ASKE podría utilizarse, así, para verificar los resultados de las investigaciones científicas y «monitorizar los eventos económicos, políticos, sociales o ambientales frágiles».
El fantasma de los robots dotados de inteligencia que esclavizan o someten a los seres humanos habita hace tiempo en la imaginación de la literatura y el cine de ciencia ficción, pero, según parece, también preocupa a los propios científicos. De hecho, la Inteligencia Artificial es, según muchos expertos, una herramienta poderosa cuyo uso bélico debe controlarse y regularse.
Este año vio la luz el informe The Malicious Use of Artificial Intelligence, escrito por veintiséis expertos en IA de catorce instituciones, alertando sobre las amenazas que pueden derivarse del uso malicioso de la IA, cuyas tareas «pueden incrementar el anonimato y la distancia psicológica», y proponiendo medidas de control y regulación. Y en 2017, un grupo de 116 expertos en robótica e inteligencia artificial encabezado por Elon Musk —el fundador de Tesla y SpaceX— escribió una Carta abierta a Naciones Unidas solicitando la prohibición de la creación de robots y máquinas inteligentes para la guerra.
El último párrafo de esta carta advierte que las armas autónomas letales «amenazan con convertirse en la tercera revolución bélica. Una vez desarrolladas, permitirán que el conflicto armado se desarrolle a una escala mayor no vista antes, y en espacios de tiempo más rápidos de lo que los seres humanos pueden comprender. Estas pueden ser armas de terror, armas que los déspotas y terroristas usan contra poblaciones inocentes, y armas pirateadas para comportarse de maneras no deseadas. No tenemos mucho tiempo para actuar. Una vez que se abra la caja de Pandora, será difícil cerrarla».
Aunque la distancia histórica es enorme, no está demás recordar —ante las declaraciones de los expertos y científicos y en un momento en que los presupuestos de defensa de las grandes potencias están aumentando— lo que supuso, para la industria armamentística de la época, la invención de la dinamita a finales del siglo XIX por parte de Alfred Nobel en ese periodo de la historia conocido como paz armada, tema al que dedicamos la entrada Alfred Nobel: inventor de la dinamita y fundador del premios nobel.
Te recordamos que puedes encontrar muchos recursos de información en el buscador de la biblioteca, PuntoQ: inteligencia artificial. En la web hay una ingente cantidad de recursos. Te recomendamos ver el debate del programa Millennium, dedicado a los algoritmos, una rama de la IA que trata de desarrollar técnicas que permitan a las ordenadores aprender: Los algoritmos.
Fuente:
- Gallego, Mónica. El Pentágono creará una herramienta de IA capaz de automatizar hipótesis científicas (Bigdata Magazine).