Un estudio liderado por la investigadora Sabrina Clemente y el profesor
José Carlos Hernández, del grupo de investigación BIOECOMAC
(Biodiversidad, Ecología Marina y Conservación) de la Universidad de La
Laguna, y en el que participan investigadores del Instituto
Universitario de Enfermedades Tropicales y Salud Pública de Canarias (también vinculado a la ULL), del Interdisciplinary Centre of Marine
and Environmental Research de Madeira (Portugal) y la Universidad de
Madeira, ha sido seleccionado como artículo destacado del mes de la
prestigiosa revista científica Marine Ecology Progress Series. Estos
investigadores han analizado un reciente evento de mortalidad masiva del
erizo de mar Diadema africanum, ocurrido en los archipiélagos
de Madeira y Canarias. El fenómeno de mortalidad se extendió a lo largo
de más de 400 kilómetros y constituye el primer caso de mortalidad
masiva de erizos de la familia Diadematidae registrado en el Atlántico oriental.
En el estudio se demuestra la relación de la mortalidad con la
enfermedad producida por la bacteria patógena Vibrio algynoliticus.
“Este evento de mortalidad masiva de erizos se desencadenó por un
aumento anormal de la temperatura del mar debido a los procesos de
cambio climático que se están registrando en las dos regiones de estudio
y que favorece la proliferación de bacterias patógenas”, afirma Sabrina
Clemente.
Los individuos enfermos mostraron un progresivo deterioro de la epidermis y del sistema vascular que terminó en necrosis, pérdida de púas y posterior fallecimiento. Los autores afirman que la consecuencia inmediata de este fenómeno fue la reducción en torno a un 65% de las poblaciones de este erizo, conocido por su voraz actividad ramoneadora y capaz de comprometer seriamente las comunidades de algas que mantienen la producción de los ecosistemas marinos de ambos archipiélagos estudiados.
Los individuos enfermos mostraron un progresivo deterioro de la epidermis y del sistema vascular que terminó en necrosis, pérdida de púas y posterior fallecimiento. Los autores afirman que la consecuencia inmediata de este fenómeno fue la reducción en torno a un 65% de las poblaciones de este erizo, conocido por su voraz actividad ramoneadora y capaz de comprometer seriamente las comunidades de algas que mantienen la producción de los ecosistemas marinos de ambos archipiélagos estudiados.
Las consecuencias de estos eventos de mortalidad de erizos, claves en
el funcionamiento de los ecosistemas marinos, pueden llegar a ser
dramáticas si ponen en peligro la perpetuación de la especie, apuntan
los autores, tal y como ocurrió durante la década de los 80 en El
Caribe. En ese momento un congénere de la especie objeto de este estudio
resultó funcionalmente extinto de los arrecifes coralinos de toda la
región del Caribe, a consecuencia de una circunstancia de mortalidad
masiva similar.
Los hallazgos de este estudio, que ha sido posible gracias a la
colaboración internacional de investigadores de la Universidad de La
Laguna, ponen de manifiesto que, si bien se trató de un evento único por
su severidad y rápida capacidad de propagación a largas distancias, no
comprometió el mantenimiento y posterior éxito reproductivo de las
poblaciones del erizo en Madeira y Canarias. Sin embargo, tal y como
afirman los investigadores, “constituye una ventana al futuro del tipo
de procesos que puede volverse cada vez más frecuentes, dado el
progresivo calentamiento de los océanos a consecuencia del cambio
climático global”.
Los investigadores de la ULL han abierto así una nueva línea de
investigación encaminada a determinar el papel de los procesos de cambio
climático en la proliferación de enfermedades en los organismos
marinos, con el afán de predecir futuros eventos de mortalidad y sus
posibles efectos en los humanos.
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