La Academia Sueca de las Ciencias ha otorgado este miércoles el Nobel de Química de este año al investigador sueco Tomas Lindahl (Francis Crick Institute, Hertfordshire, Reino Unido) , y a científicos estadounidenses Paul Modrich (Instituto Médico Howard Hughes, Universidad de Duke, Estados Unidos) y Aziz Sancar (Universidad de Carolina del Norte) por sus investigaciones sobre la mecánica reparadora del ADN.
En concreto, Lindahl y sus compañeros han cartografiado, a nivel molecular, cómo las células reparan el ADN dañado y
salvaguardan la información genética. Este trabajo, han destacado desde
la Academia, ha aportado un conocimiento fundamental sobre las
funciones de las células vivas. Lo que se podría aplicar al desarrollo
de nuevos tratamientos contra el cáncer.
Cada día, según los expertos, el ADN se daña por la
radiación, los radicales libres y otras sustancias cancerígenas, pero
incluso sin este tipo de ataques externos, una molécula de ADN es inherentemente inestable. Miles de cambios espontáneos del genoma de una célula se producen sobre una base diaria.
Estos defectos también pueden surgir cuando el ADN se copia
durante la división celular, un proceso que ocurre varios millones de
veces cada día en el cuerpo humano.
La razón por la que nuestro material genético no se desintegra dentro de este caos químico está en que una gran cantidad de sistemas moleculares monitorizan y reparan el ADN continuamente. Los tres investigadores premiados con el Nobel de Química 2015 son pioneros en haber cartografiado cómo algunos de estos sistemas se reparan de forma detallada.
Tomas Lindahl demostró a principios de la década de 1970 que el ADN, que se creía extramadamente muy estable, se descompone a un ritmo que debería haber hecho imposible el desarrollo de la vida
en la Tierra. Esta visión le llevó a descubrir una maquinaria
molecular, la reparación por escisión de base, que contrarresta
constantemente el colapso de nuestro ADN.
Por su parte, el investigador Aziz Sancar
ha desentrañado el proceso de reparación por escisión de nucleótidos,
el mecanismo que utilizan las células para reparar el daño de los rayos
uva al ADN. En este sentido, las personas que nacen con defectos en
este sistema de reparación desarrollarán cáncer de piel si se exponen a la luz solar.
La célula también utiliza la reparación por escisión de nucleótidos
para corregir defectos causados por sustancias mutagénicas, entre otras.
Respecto al profesor de Bioquímica Paul Modrich
ha demostrado cómo las células corrigen los errores que se producen
cuando el ADN se replica durante la división celular. Este mecanismo, de
reparación de genes, reduce la frecuencia de los errores durante la
replicación del ADN en alrededor de mil veces. Los defectos congénitos en reparación de genes son conocidos, por ejemplo, en la creación de una variante hereditaria de cáncer de colon.
Desde la academia sueca han destacado que los tres expertos han proporcionado «ideas fundamentales de la forma en que funcionan las células». Unos conocimientos que podrían utilizarse, por ejemplo, en el desarrollo de nuevos tratamientos contra el cáncer».
Fuente: ABC.es ciencia
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