El bullying o acoso escolar deja una "huella biológica" en los niños y niñas que lo sufren

Un estudio realizado por un grupo de científicos de la Universidad de Duke Medicine ha demostrado que el bullying o acoso escolar deja una "huella biológica" en los niños y niñas que lo han sufrido. Para llegar a esta conclusión, se analizaron los datos de 1420 personas seleccionadas al azar durante más de 20 años. Los individuos escogidos fueron entrevistados a lo largo de su infancia, adolescencia y edad adulta. Se les preguntó sobre sus experiencias relacionadas con el acoso escolar y, por otro lado, se analizaron sus muestras de sangre para observar las consecuencias biológicas de tales experiencias.

Según los resultados, los niveles de la proteína C reactiva (PCR) estaban mucho más altos en los adultos que habían sido víctimas de acoso que en los acosadores o aquellos que habían vivido los dos roles, y que tales niveles aumentaban a medida que lo hacía el número de veces que el individuo había sido acosado. La proteína es un marcador de la inflamación del cuerpo y un indicador de riesgo para una amplia gama de problemas de salud: obesidad, resistencia a la insulina, enfermedades cardiovasculares, etc., según subrayó William Copeland, el principal autor del estudio y profesor de Departamento de Psiquiatría y Ciencias del Comportamiento de la Facultad de Medicina de la Universidad de Duke.

Se sabía que el bullying puede originar ansiedad y depresión en los niños cuando crecen, pero hasta ahora no se tenía constancia científica de cómo modificaba nuestro organismo haciéndolo más vulnerable. El estudio podría servir de prueba, por otro lado, para constatar que los factores psicosociales y los biológicos están, en ciertos casos, íntimamente entrelazados.

A pesar de que los investigadores aclaran que es necesario realizar más estudios sobre esta relación, ya que la muestra no es suficientemente representativa, consideran que la investigación podría haber puesto una primera piedra para demandar políticas de promoción de la salud física y emocional destinadas a las víctimas de acoso escolar, a fin de disminuir el riesgo de que éstas desarrollen en el futuro enfermedades relacionadas con la inflamación. 

Fuente: La huella biológica del bullying (El Mundo)