Los
profesores e investigadores José Carlos Hernández y Sabrina Clemente,
del grupo de investigación BIOECOMAC (Biodiversidad, Ecología Marina y
Conservación), descubren que los erizos de mar adaptan sus estructuras a
las fluctuaciones ambientales.
Este hallazgo solo había sido observado con anterioridad en las iguanas de Galápagos, que son capaces de reabsorber sus huesos y encoger en épocas de escasez de alimento, y de volver a su tamaño original cuando las condiciones mejoran.
Este hallazgo solo había sido observado con anterioridad en las iguanas de Galápagos, que son capaces de reabsorber sus huesos y encoger en épocas de escasez de alimento, y de volver a su tamaño original cuando las condiciones mejoran.
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