El Parque Nacional del Teide
ofrece esta primavera una de las mayores floraciones de los últimos 70 años. No
solo lo dicen los que llevan décadas trabajando en la cima de Tenerife, sino
que lo corrobora uno de los biólogos más prestigiosos del Archipiélago,
Wolfredo Wildpret, premio Canarias y catedrático de Botánica de la Universidad
de La Laguna. "Llevo desde principios de los años cuarenta, cuando todavía
era un niño, visitando el Parque Nacional, la mayoría de las veces en tareas de
investigación o docencia, y nunca había visto tantas flores. Es un espectáculo
extraordinario", aseguró ayer Wildpret tras visitar el volcán el pasado
martes.
El amarillo de la hierba
pajonera, el blanco de las retamas y el rojo intenso de los tajinastes han
cobrado este año tal intensidad que Wolfredo Wildpret llega a decir que
"estamos ante una primavera histórica". Dos son las principales
causas a las que el biólogo atribuye esta explosión de color y vida: las
copiosas lluvias y nevadas del invierno y el hecho de que no se produjeran
heladas tardías, que según Wildpret son especialmente dañinas para las especies
de la exclusiva y variada flora del Parque Nacional.
Las heladas tardías son
especialmente malas para el tajinaste, la estrella de todo este espectáculo
natural, una flor que nace cada dos años y que se localiza en las bases
pedregosas de las laderas, especialmente en tres puntos: el acceso al Teide por
Vilaflor, el mirador de El Tabonal Negro (cerca de la zona de aparcamiento para
ascender a pie al pico) y el conocido popularmente como Valle de los
Tajinastes, a unos 500 metros tras el final de la recta que pasa por el Parador
Nacional. Si el año pasado los tajinastes solo salieron en el mirador de El
Tabonal Negro, en este están en estos tres puntos y en otros muchos pero con
poblaciones aisladas.
La floración del tajinaste vive
en este preciso momento su esplendor. Centenares de ejemplares, algunos de más
de dos metros, pueblan el valle que lleva el nombre de esta flor, el endemismo
más emblemático de los 31 que existen en la flora del Parque Nacional. Es
además una de las cinco plantas exclusivas del Teide, lo que convierte estos
días en una oportunidad extraordinaria para visitarlo. Alrededor de estas varas
repletas de pequeñas flores rojas, que se van haciendo azules a medida que
maduran, revolotean miles de abejas, que producen una de las mieles más
apreciadas de Tenerife.
"Este será un año muy bueno
para las mieles, especialmente para las que se obtienen en el Teide",
asegura Wolfredo Wildpret, que confiesa tener una relación muy familiar con la
flor. Y es que su nombre científico, Echium Wildpretii, es en homenaje a su
abuelo, Hermann Wildpret, un suizo que fue jardinero mayor del Jardín Botánico
de La Orotava y que se afincó en Tenerife tras conocer y casarse con una mujer
de Geneto durante una visita a la Isla.
"Es una buena oportunidad
para ver esta floración excepcional pero hay que tener cuidado con no tocar las
flores y no enfadar mucho a las abejas, cuyas picaduras pueden ser
especialmente delicadas en personas frágiles", aseguró el científico, que
recuerda que hay otras especies y subespecies de tajinastes en las Islas pero
ninguna con tan buen porte y tan llamativa como la del Teide.
Fuente: La Opinión de Tenerife
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