Un grupo de investigadores de la Universidad de Yale ha ideado una manera de asegurarse que organismos modificados genéticamente (OMG o transgénicos) puedan confinarse de manera segura en el medio ambiente. Así se supera un obstáculo importante que impide el uso generalizado de los OMG en la agricultura, la producción de energía, la gestión de residuos y la medicina, según se describe en la edición digital de este miércoles de Nature.
Los científicos reescribieron el ADN de una cepa de bacterias, de modo que éstas requieren la presencia de un aminoácido sintético que no existe en la naturaleza para activar genes necesarios para su crecimiento. En otras palabras, el nuevo código de las bacterias permite vincular su crecimiento a los aminoácidos sintéticos que no se encuentran en la naturaleza, lo que a su vez permite establecer un límite a la propagación y la supervivencia de los OMG en ambientes naturales.
Isaacs, Jesse Rinehart, Alexis Rovner y otros biólogos sintéticos de la Universidad de Yale han bautizado con el nombre de organismos genómicamente recodificados (GROs, por sus siglas en inglés) a estas nuevas bacterias, ya que tienen un nuevo código genético ideado por el equipo de investigadores. «Esta es una mejora significativa sobre los enfoques existentes de biocontención de los organismos modificados genéticamente», afirma el autor principal del estudio, Farren Isaacs, para quien «este trabajo establece importantes salvaguardias para los organismos en ambientes agrícolas y, más ampliamente, para su uso en biorremediación ambiental e incluso en terapias médicas».
El asunto de la seguridad de los transgénicos no es baladí, ya que una de las principales controversias sobre su uso en la agricultura tiene que ver con la posibilidad de que se produzcan polinizaciones cruzadas entre el polen de los OMG y el de los cultivos tradicionales. En este sentido, los autores creen que el nuevo código de combinación con aminoácidos artificiales permitirá crear OMG más seguros para su uso en sistemas abiertos, tales como la producción de alimentos, el diseño de probióticos para combatir enfermedades o la limpieza de vertederos y derrames de petróleo.
(Lainformacion.com)
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