jueves, 11 de enero de 2018

El calentamiento global provoca un aumento de la concentración de radio-228 en las aguas del Ártico

El deshielo del Ártico es una de las más graves consecuencias del calentamiento global y uno de los fenómenos ambientales más preocupantes de nuestro tiempo. Uno de los efectos de este deshielo es el aumento de la concentración de radio-228 en las aguas del océano Ártico, que ha llegado casi a doblarse desde 2007, según afirma un estudio reciente publicado por un grupo de científicos marinos en la revista Science Advances.

Para Lauren Kipp, investigadora del Instituto Oceanográfico Wood Hole de Estados Unidos y autora principal del estudio, el rápido ritmo de deshielo observado en los últimos años es la causa del mayor aporte de este elemento químico radiactivo en las aguas que rodean el Polo Norte, aunque aún no se sabe qué consecuencias a largo plazo podría tener este fenómeno. 

Océano Ártico

El radio-228 es un isótopo del radio de origen natural. Surge de la transformación o decaimiento del torio, un elemento radiactivo que se encuentra presente en los sedimentos. El radio-228 se disuelve en el agua, de modo que los investigadores pueden calcular sus niveles de concentración.

El aumento de estos niveles estaría motivado por la exposición de la plataforma continental siberiana, la más extensa del planeta, al contacto con el agua, debido al deshielo provocado por el cambio climático. El contacto de los sedimentos de la plataforma con las aguas habría producido la disolución del isótopo y, por tanto, el incremento observado en el último decenio. Por otro lado, la acción del oleaje sobre los sedimentos estaría acelerando la erosión y aumentado más si cabe el grado de concentración.

Esta propiedad del radio-228 lo convierte en una especie de indicador del estado de salud de las aguas oceánicas. En realidad, los niveles actuales radio no afectan al agua o a la vida marina, según Lauren Kipp; lo realmente preocupante es que, si los niveles de radio están subiendo, también lo están haciendo los de otros elementos y materiales procedentes de la plataforma continental que acaban en el mar, y son precisamente estos —minerales como el hierro, tierras raras y compuestos orgánicos— los que podrían estar afectando al ecosistema ártico.

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